A menudo me encuentro con que las comunidades de propietarios que se plantean renovar sus instalaciones térmicas lo hacen porque éstas han llegado al final de su vida útil. Ante esta situación, deciden optar por instalaciones térmicas eficientes, que les permitan ahorrar en su factura energética.

Sin embargo, sería conveniente que nos diéramos cuenta de los grandes beneficios que reporta mejorar la eficiencia energética de las instalaciones sin que éstas hayan llegado necesariamente al final de su vida útil. Llevar a cabo esta renovación, no sólo supone un importante ahorro económico, sino también una reducción sustancial de las emisiones de CO2.

Debemos tener en cuenta que, en el sector residencial el gasto energético en calefacción y agua caliente sanitaria supone más del 60% del total. Este elevadísimo consumo viene originado principalmente por la obsolescencia de las instalaciones existentes (envejecimiento y  tecnología ya en desuso), y el derroche de energía por la falta de control y regulación, como por ejemplo falta de regulación de temperatura por los usuarios, aislamientos precarios o inexistentes, etc.

En el caso de  comunidades de propietarios que han renovado las instalaciones térmicas con Remica y en las que nos han contratado la gestión energética, los ahorros han llegado a ser superiores al 40% con respecto a la situación anterior, lo que en la mayoría de los casos supone un ahorro anual de miles de euros.  Estos ahorros están certificados además por una entidad de control independiente, que realiza una auditoría de los ahorros conseguidos por la comunidad.

Y es que, el sector residencial tiene un gran potencial de mejora en cuanto a eficiencia energética. De ahí la importancia de las empresas de servicios energéticos (ESEs) como Remica, que se encargan de realizar una auditoría energética y ofrecer la mejor solución para cada caso concreto. Así, las ESEs determinan qué fuentes de energía y equipos deben instalarse en función de las características de cada comunidad de propietarios y se ocupan del mantenimiento y la gestión de las instalaciones, de modo que los usuarios puedan disfrutar del mayor confort con el mínimo consumo energético posible.

Además, la función de estas empresas también es la de ayudar a las comunidades de vecinos a adaptarse a las nuevas normativas sobre eficiencia energética, como la individualización del consumo en comunidades con instalaciones térmicas centralizadas, una medida encaminada a terminar con el consumo energético indiscriminado en este tipo de instalaciones.

En este sentido, me gustaría señalar que, en el caso de instalaciones de calefacción centralizadas, gracias a la implantación de la individualización de consumo de calefacción, se puede conseguir un ahorro de entre un 20 y un 30% en el gasto energético. La experiencia práctica demuestra además que, al ser cada vecino consciente de que paga por lo que consume,  se hace un uso más racional de la calefacción.

Desde Remica estamos convencidos de que el ahorro energético compensa la inversión a realizar, mejora el confort de las viviendas y, además, contribuye a disminuir la emisión de gases contaminantes. ¿Por qué esperar entonces?

Pablo Blanco
Director Técnico de Remica