La sociedad se encuentra frente a un gran reto que, no sólo marca nuestro presente, sino que será la base de nuestro futuro: el cambio climático. Este desafío llega en un momento de crisis que, si bien se vislumbra una mejoría, son muchos los esfuerzos asumidos para lograrlo.  En este contexto socio económico tan complejo, el sector de la energía juega un papel fundamental. El consumo de energía, el uso que hacemos de este recurso, nos afecta a todos los niveles, desde las economías domésticas, hasta la competitividad de las empresas.

Es decir, luchar contra el cambio climático reduciendo las emisiones de gases contaminantes está directamente relacionado con evitar el derroche de energía que se lleva a cabo en todos los niveles, lo que a su vez afecta directamente a nuestra economía. A ello se suma el fin de la era de los combustibles fósiles, recursos que no son infinitos y que poco a poco estamos agotando, una situación que se acelerará a medida que ganen protagonismo las economías emergentes.

Como ya adelantaba el informe World Energy Outlook 2013: “Se está demostrando que una correcta combinación de políticas y tecnologías puede debilitar la conexión existente entre el crecimiento económico, la demanda de energía y las emisiones de CO2”.  Es decir, se presenta la apuesta por la eficiencia energética como salida a la situación en la que nos encontramos, como principal respuesta a las situaciones planteadas desde el inicio.

El mismo informe señalaba que el sector de la energía es responsable de las dos terceras partes de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, por lo que es un sector determinante para lograr los objetivos climáticos fijados tanto a nivel europeo como mundial.

El ahorro y la eficiencia energética se presentan como alternativa porque reducir los costes de la energía rebaja los costes de la industria e incide directamente en los presupuestos de los hogares. Como desde Remica hemos afirmado en muchas ocasiones, la energía más barata es aquella que no se consume.

Conscientes de ello, tanto la UE como nuestro país han trazado diversos planes con el fin de conseguir objetivo 20-20-20. Es decir, lograr que en el 2020 los países miembros emitan un 20% menos de CO2, consuman un 20% menos de energía y generen el 20% de su energía primaria con fuentes renovables.

Este año 2014 en Remica hemos cumplido 30 años. Una larga trayectoria marcada por el compromiso social y medioambiental de la compañía, trabajando con el objetivo de mejorar la eficiencia energética y, con ello, lograr un entorno más sostenible para todos.

La necesidad de consumir menos energía fue algo que en Remica vimos pronto, especialmente por la notable escalada que los precios de la misma han experimentado durante los últimos años. En los últimos años son muchos los medios y foros que se han hecho eco de la denominada “pobreza energética”, un fenómeno cuya repercusión sería notablemente menor con una apuesta definitiva por la eficiencia de las instalaciones.

Hoy, la clave de nuestro éxito y lo que nos diferencia es la experiencia, la constante apuesta por la investigación, el desarrollo y la innovación, así como la formación continua de todo el equipo profesional que forma parte de Remica.

Todo ello, nos ha permitido ser la primera empresa de servicios energéticos en garantizar los ahorros por contrato y, posteriormente, en certificar los mismos a través de una entidad autorizada independiente. Porque seguimos aprendiendo, seguimos mejorando, cada dato, cada número nos permite  ofrecer un mejor servicio y mayor eficiencia energética a nuestros usuarios.

Desde Remica, queremos dar la bienvenida a los lectores a este espacio de opinión, donde trataremos de ofrecer un punto de vista crítico y enriquecedor de este sector que nos apasiona y del que creemos con firmeza que puede ser un ‘salvavidas’ inteligente que nos ayude a salir de este largo periodo de crisis.