El denominado cambio de hora es una medida pensada para ahorrar energía. En España lleva adoptándose desde el año 1974, coincidiendo con la crisis del petróleo. Desde entonces, muchas son las opiniones que se escuchan sobre si esta medida es o no efectiva.

 

¿Quién inventó el cambio de hora?

Existe cierta controversia sobre quién fue realmente el inventor del cambio de hora. Los estadounidenses sostienen que fue Benjamin Franklin quien, durante su etapa como embajador en París, postuló que los hogares podrían ahorrar aceite para lámparas si se llevara a cabo un cambio de horario.

Por su parte, los ingleses atribuyen el descubrimiento del cambio de hora al constructor William Willet que en 1905 concibió el horario de verano durante un paseo a caballo previo al desayuno, cuando se sorprendió pensando cuántos londinenses dormían durante la mejor parte de un día de verano.

Sin embargo, fue en la Primera Guerra Mundial cuando comenzó a llevarse a la práctica. Cuentan los historiadores que el ejército alemán andaba escaso de carbón. Los ciudadanos alemanes cambiaron entonces la hora para aprovechar más las horas de luz, no consumir tanto carbón y poder enviarlo al frente.

Actualmente, el cambio de hora está regulado por la Directiva Europea 2000/8 4, incorporada al ordenamiento jurídico español por Real decreto 236/2002, de 1 de marzo. Esta directiva, entre otras cosas, unifica los días en los que se producen los cambios de hora en todos los países de la Unión Europea, siendo estos el último domingo de marzo y octubre, respectivamente.

 

¿Cómo permite ahorrar energía?

El cambio de hora se produce dos veces al año en Europa. En invierno el cambio de hora hace que los ciudadanos retrasen el reloj una hora para aprovechar mejor la luz del día, que en los meses de más frío es más escasa. En verano, en cambio, el cambio consiste en adelantar una hora los relojes para aprovechar mejor las horas de luz, que son más numerosas en los meses más cálidos.

En la Unión Europea, la mayoría de países adoptaron el horario de verano en los años 70. Sin embargo, las diferencias en las fechas de inicio y final del horario de verano en función de cada país provocaron problemas en sectores como el del transporte. Por ello, se adoptaron una serie de directivas entre los años 1980 y 1994 y, finalmente, se estableció que el horario de verano comienza el último domingo de marzo y termina el último domingo de octubre.

Fuera de la Unión Europea, otros países han adoptado también el cambio horario. Sin embargo, grandes naciones como Rusia, China o Japón prefieren no hacerlo.

 

¿Es realmente efectivo para ahorrar energía?

Existe un debate abierto sobre si el cambio de hora es de verdad efectivo para ahorrar energía. En opinión del economista estadounidense Matthew Kotchen, no lo es. Según sus investigaciones, el ahorro por aprovechar luz natural desde el amanecer se descompensa por la noche, cuando las personas llegan a sus hogares cuando está oscuro y la temperatura es más baja y, en consecuencia, se enciende la calefacción más horas.

En nuestro país, la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE) reclama que, en lugar de utilizar el huso horario de Europa central, España debe regresar al huso horario del meridiano de Greenwich, que es el que le corresponde y el que se emplea en Portugal y Gran Bretaña.

Desde ARHOE explican que adoptar el huso horario de Greenwich permitiría hacer coincidir la hora solar con la oficial. De ese modo las personas tendrían un modo de vida más diurno y se mejoraría la calidad de vida de los ciudadanos. Sostienen que, en España ya se aplica una hora de adelanto durante todo el año, por lo que los beneficios de la hora de verano que tienen otros países, cuyo horario normal corresponde a su huso horario, ya han sido tenidos en cuenta.

 

Argumentos a favor

El Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE) estima que el cambio de hora potencia en España un ahorro en iluminación máximo del 5%; lo que equivaldría a 300 millones de euros de ahorro.

En el sector residencial esto supone que por cada hogar se ahorrarían unos seis euros; una cifra que puede parecer escasa a nivel individual, pero que en el conjunto del sector residencial supone un ahorro de unos 90 millones.

Por su parte, Red Eléctrica Española (REE) estima que con el cambio de hora se produce un ahorro en el consumo eléctrico de entre el 0,1% y el 0,5%.

Para que estas cifras de ahorro se puedan conseguir, desde el IDAE señalan que no basta con cambiar la hora, sino que las personas y las organizaciones deben adoptar hábitos responsables. Entre ellos, no encender más luces de las necesarias, instalar sensores de presencia en espacios comunes para evitar que la luz se quede encendida cuando no haya personas o ajustar la temperatura de la calefacción a un nivel adecuado que proporcione confort pero que no derroche energía.