Se dice que un hogar está en una situación de pobreza energética cuando no puede pagar los servicios adecuados de energía con el 10% de sus ingresos.

Según el tercer estudio de pobreza energética ‘Pobreza, vulnerabilidad y desigualdad energética. Nuevos enfoques de análisis’ publicado por la Asociación de Ciencias Ambientales 5’1 millones de personas en España, es decir, el 11 % de los hogares, son incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada en invierno. Este dato sitúa a nuestro país por encima de la media europea, que está en un 10,2%.

El estudio deja patente que un 6 % (2´6 millones de ciudadanos españoles) dedican más del 15% de sus ingresos familiares al pago de las facturas energéticas.

Como novedad el estudio también revela una serie de datos que relacionan la pobreza energética con algunos aspectos socioeconómicos. Así, el desempleo y vivir en régimen de alquiler, registran mayores indicadores de pobreza energética; que por ejemplo tener trabajo y habitar en una vivienda en propiedad.

Otra diferencia  socioeconómica que queda establecida es la relativa a la composición de los hogares, teniendo más riesgo de sufrir pobreza energética aquellos que están compuestos solo por personas mayores, los de más de tres niños o familias monoparentales. El nivel educativo también marca la diferencia, pues casi un tercio (31%) de los hogares que no saben leer ni escribir se situarían como hogares en riesgo de pobreza energética con un indicador del 10%, frente al 7% que registran los hogares con estudios superiores.

Pero ¿cómo se puede evitar o revertir esta situación? La Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) propone una actuación coordinada en entre diferentes actores y niveles de la administraciones públicas por medio de una estrategia estatal de lucha contra la pobreza energética que involucre a los tres niveles de la administración, a las empresas suministradoras, ONGs y a los ciudadanos.

Para ello ACA pide cambios sociales que implican una  reformulación del bono social para adaptarlo a la realidad de los consumidores más vulnerables y una actuación en el ámbito de los cortes de suministro con cambios legislativos y ampliar el acceso a fondos de ayuda para las situaciones más delicadas.

Aparte de estas medidas sociales, la ACA recomienda apostar por la eficiencia energética, un campo en el que como veremos en el siguiente apartado podemos empezar a trabajar desde las  Empresas de Servicios Energéticos (ESEs).

La eficiencia energética, clave para evitar la pobreza energética

Reducir el gasto energético se revela como una de las soluciones a la pobreza energética en la que podemos actuar más directamente los ciudadanos. ACA propone las siguientes medidas relacionadas con la eficiencia energética:

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