En 2012 Remica decidió renovar parte de su flota de transporte por una eléctrica y sostenible. Desde entonces, nuestros comerciales se mueven por Madrid en coches que producen “cero emisiones”. Este hecho ha provocado que hayamos puesto solución de antemano a un problema que cada vez se está acentuando más: la movilidad dentro de la capital.

Gracias a nuestra flota sostenible somos “inmunes” a las restricciones del tráfico que impone el Ayuntamiento con el fin de proteger la calidad del aire. De este modo, durante los días de prohibición de estacionamiento en la almendra central de la capital, hemos podido seguir atendiendo los avisos de nuestros usuarios, sin trasladarles esperas innecesarias ni retrasos.

movilidad sostenible Remica

Al margen de que estos vehículos nos han facilitado la labor para seguir prestando el mejor servicio a nuestros clientes, lo cierto es que su beneficio va más allá y lo disfrutamos todos ya que contribuyen a mantener la calidad del aire que respiramos.

Debemos tener en cuenta que el 40% del consumo de energía primaria de España se lleva a cabo por el sector del transporte, lo que provoca que éste sea uno de los principales responsables de las emisiones nocivas de gases y partículas a la atmósfera.

A lo largo de los últimos meses, el Ayuntamiento de Madrid ha detectado niveles altos de dióxido de Nitrógeno (NO2), un compuesto químico que se relaciona con la contaminación del aire.  Esta situación es cuanto menos preocupante: en 2013 la Organización Mundial de la Salud declaró que la contaminación del aire era cancerígena y que la mala calidad del aire que respiramos está detrás de 3,7 millones de muertes prematuras al año en todo el mundo. De modo que la polución atmosférica como primera causa ambiental de muerte y enfermedad, y como novena absoluta por detrás del colesterol o la falta de ejercicio físico.

 

Asimismo, un reciente informe de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) asegura que la exposición de embarazadas a la contaminación puede disminuir el peso de los recién nacidos y perjudicar su desarrollo pulmonar.

 

Para tratar de revertir esta situación, en 2011 se lanzó un Real Decreto (RD102/2011)  relativo a la mejora de la calidad del aire que establecía cuáles son los umbrales de alerta para tres contaminantes: dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre y ozono. Con el fin de proteger la salud de sus ciudadanos, el Ayuntamiento de Madrid cuenta además con un Sistema de vigilancia, predicción e información de la calidad del aire que le permite conocer de forma continua y en tiempo real las concentraciones de contaminantes. Según explica el consistorio a través de su web, “el protocolo se activa cuando la calidad del aire es mala en dos estaciones durante dos horas seguidas”.

Por ello, con el fin de contribuir a atajar esta situación, el Ayuntamiento se ha visto obligado a activar en varias ocasiones un protocolo anticontaminación con el que restringe la velocidad de circulación a 70Km/hora o limita el aparcamiento en el centro de la ciudad.

Pese a que los organismos públicos tienen un papel importante en este asunto, las propias empresas y ciudadanos también podemos poner nuestro granito de arena para contribuir a un modelo más sostenible. En este aspecto, me siento orgulloso de trabajar en una empresa que encuadra su propia actividad con el compromiso medioambiental: su meta fundamental es conseguir que los usuarios realicen un uso eficiente y racional de la energía, sin que ello suponga una pérdida de su confort.

Conviene reflexionar en torno al hecho de que en la Comunidad de Madrid aún existen 8.000 edificios que cuentan con sistemas de calefacción centrales que funcionan con carbón o gasóleo. Este tipo de calderas no sólo están repercutiendo de manera muy negativa en la calidad del aire de la ciudad, sino que también suponen para los usuarios una factura más elevada de la que recibirían si utilizaran una energía más limpia, como el gas natural o la biomasa, así como la utilización de aprovechamiento de energía solar térmica y sistemas de  aero-termia.

Sin embargo, Remica Servicios Energéticos, no sólo realiza las intervenciones técnicas necesarias en las instalaciones de los usuarios para proporcionarles un ahorro, sino que también lleva a cabo una labor de divulgación ciudadana importante, explicando a nuestros clientes las ventajas que supone para el entorno ese uso eficiente de la energía.

De este modo, fuimos la única Empresa de Servicios Energéticos (ESE) de España que se comprometió por contrato con sus clientes a garantizar unos ahorros no sólo económicos, sino también de emisiones nocivas a la atmósfera. Asimismo, este compromiso viene certificado por un ente independiente que se encarga de controlar que efectivamente ese compromiso se ha producido. La empresa encargada de hacerlo, TÜV Rheliand, se dedica durante un año a estudiar y recoger datos de cada instalación con la que Remica haya firmado un contrato de gestión energética, para después emitir un informe en el que se certifica el ahorro que se ha registrado en la misma, además de la reducción de emisiones a la atmósfera.

Pese a la importancia de esta labor y más allá de las repercusiones positivas que se desprenden de esta actividad, Remica es además una compañía que, como se suele decir, “se predica con el ejemplo”. Así, además de contar con una flota de vehículos sostenible, la empresa ha adoptado otras medidas sostenibles como promover la reducción del consumo de energía dentro de la oficina, concienciar sobre la necesidad del ahorro de papel por parte de empleados, promover la factura digital entre nuestros clientes…. Con un objetivo: reducir al máximo el impacto ambiental.

Todo ello es un ejemplo de por qué Remica es una empresa de referencia no sólo en el sector energético, sino también en el respeto por el entorno. Somos conscientes de que aún nos queda mucho camino que recorrer, sin embargo, no escatimamos ni un esfuerzo en nuestra andadura. El destino es esperanzador: un futuro más sostenible nos está esperando, y Remica quiere estar en él con sus clientes y colaboradores.