Los servicios energéticos, poco a poco, se están abriendo paso como la solución más factible para aquellos que quieren apostar por el ahorro y la eficiencia energética.

Cogiendo nuestros propios números, en los últimos cinco años,  Remica ha aumentado sus contratos de servicios energéticos entre un 20 y un 30% del volumen total de negocio. Si tenemos en cuenta la dura crisis que está atravesando nuestro país, especialmente en el sector de la construcción, debemos valorar estos datos muy positivamente ya que de ellos se desprende que cada vez hay más personas que escuchan el mensaje del ahorro energético.

Sin embargo, en comparación con otros países europeos, como Alemania o incluso Dinamarca -que sería el paradigma a seguir en el ‘compromiso triple 20’ para el año 2020-, no estamos haciendo lo suficiente. España se encuentra muy rezagada en lo que a ahorro de energía se refiere, a pesar de que en el contexto socio económico actual es más necesario que nunca, debido al aumento de situaciones de pobreza energética entre los ciudadanos.

No debemos olvidar que estamos obligados a cumplir la Directiva de eficiencia energética 2012/27/UE. El documento se planteó como un instrumento de recuperación de la economía europea, de innovación tecnológica y de nueva organización de las ciudades a través de instrumentos como la rehabilitación energética de edificios, los contadores con balance neto, sistema de obligaciones de ahorro, fondo nacional de eficiencia energética y eliminación de barreras a los servicios energéticos.

Pese a que en el momento de su aprobación España votó en contra de la misma, finalmente quedamos en minoría y ésta salió adelante. Su transposición a la legislación española está  punto de ver la luz, lo que va a generar cambios muy importantes en la normativa, que a su vez influirán también en los hábitos de consumo energético de los usuarios.

A pesar de ser un país tremendamente deficitario en lo que a energía se refiere, en España no ha habido apenas movimientos o campañas dirigidas a concienciar al ciudadano sobre la eficiencia energética, algo que llama la atención especialmente si, de nuevo, nos comparamos con otros países que, aun teniendo una dependencia energética mucho menor y un balance económico más saneado que el nuestro, llevan a cabo numerosas campañas mediáticas con este fin.

En los años ’90, en Remica, como empresa instaladora y mantenedora, empezamos a ser muy conscientes de que la situación energética del país era un problema, tanto desde el punto de vista de suministro, como desde el punto de vista sostenible y medio ambiental. Países como Estados Unidos y otros Estados centroeuropeos ya llevaban años trabajando en atajar esos problemas, buscando la forma de gestionar la energía de forma eficiente. Por ello visitamos diversas empresas alemanas expertas en esta actividad. Nos acogieron de forma excepcional y aprendimos una forma diferente de hacer las cosas: a ser eficientes en la gestión de la energía.

Decidimos volcar nuestros esfuerzos en traer ese concepto a España, aunque es cierto que el mercado español tanto a finales de los noventa como en los años sucesivos, no mostró un gran interés por la eficiencia energética. No obstante, en el año 2001 Remica firmó su primer contrato en éste área.

Desde entonces, gracias al trabajo duro de cada uno de los empleados de esta compañía, a una apuesta decidida por la investigación, innovación y las nuevas tecnologías, así como a la confianza de miles de clientes, Grupo Remica es hoy una empresa puntera de Servicios Energéticos. De hecho, esta actividad es hoy la principal de la compañía y la que más valor añadido aporta.

Desde las instituciones responsables de nuestra política energética, tal vez deberían plantearse por qué otros países tienen una menor dependencia energética que nosotros, seguramente no sea únicamente por lo que producen, sino porque saben gestionar lo que consumen.