Sin lugar a dudas, mejorar la eficiencia energética en edificios es una medida fundamental para disminuir la elevada dependencia energética de España y de la Unión Europea.

Se estima que, en la UE, el 40 por ciento de la energía consumida se destina a edificios. Desde las instituciones europeas se quiere cambiar esta tendencia para cumplir con los compromisos ambientales alcanzados en la Cumbre de París, de modo que, en el año 2050, la UE disponga de un parque de edificios descarbonizado y de alta eficiencia energética.

Por ello, el pasado 19 de diciembre de 2017, la Presidencia y el Parlamento Europeo anunciaron haber alcanzado un acuerdo provisional, que se materializará a principios de 2018, para revisar la Directiva 2010/31/UE relativa a la eficiencia energética en edificios.

La Directiva revisada prevé una actualización de las normas en vigor, que tenga en cuenta los recientes avances tecnológicos.

 

¿Cómo fomentará la UE la eficiencia energética en edificios?

En sus decisiones de inversión, los estados miembros tendrán que prestar especial atención a los mecanismos destinados a fomentar la participación de las pymes, poner el punto de mira en los edificios menos eficientes, y reducir los riesgos que perciben los inversores en las operaciones de eficiencia energética.

Como novedad respecto al marco reglamentario vigente, la Directiva revisada promueve la electromovilidad estableciendo los requisitos mínimos que han de reunir los edificios con más de diez plazas de aparcamiento con vistas a introducir puntos de recarga para los vehículos eléctricos.

“No tiene vuelta de hoja: el aumento de la eficiencia energética es una de las formas más económicas y eficaces de reducir nuestro consumo de energía y contribuir a alcanzar nuestros objetivos en materia de clima”, opina Kadri Simson, ministra de Economía e Infraestructuras de la República de Estonia, país que en el momento del acuerdo ocupaba la Presidencia europea.

“Creo que hemos conseguido un acuerdo que permitirá realizar el ahorro necesario de forma razonable, y espero que los estados miembros puedan aprobar el acuerdo el próximo año”, añade.

¿Cuál es la situación en España?

También a finales de diciembre, el Ministerio de Energía, a través del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) anunciaba la segunda convocatoria del programa de ayudas destinadas a proyectos de rehabilitación energética de edificios (PAREER II), dotada con 125,6 millones de euros.

Las ayudas se destinarán a aquellas actuaciones “que consigan una reducción de las emisiones de dióxido de carbono y del consumo de energía final de los edificios” a través de:

En nuestro país, donde antes de la década de los ochenta no existía ningún tipo de regulación de aspectos tan importantes como el aislamiento térmico de la construcción, el margen para la mejora de la eficiencia energética de los edificios es muy amplio.

Según el informe RISE (Regulatory Indicators for Sustainable Energy) elaborado por el Banco Mundial en 2017,  donde se refleja de forma jerarquizada el posicionamiento de los distintos países en lo referente al acceso de la energía, la apuesta por las energías renovables y la eficiencia energética, España ocupa el puesto 22, de los 111 países analizados, en cuanto a comportamiento en eficiencia energética, situándose por detrás de los países de nuestro entorno económico y territorial.

En cuanto a las nuevas construcciones, diversos actores económicos y sociales advierten de que se debe realizar esfuerzos adicionales en aumentar la eficiencia energética de los edificios.

Según la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), una asociación sin ánimo de lucro que engloba a más de 400 profesionales y empresas comprometidos con la eficiencia energética, en España menos del 1% (concretamente el 0,006%) de las nuevas edificaciones para las que se ha solicitado licencia de obras desde 2009 cumple el estándar Passivhaus.

El estándar Passivhaus, o casa pasiva, es un estándar de construcción nacido en Alemania en 1991 que se ha ido extendiendo por el resto del mundo. Combina un elevado confort interior con un consumo de energía muy bajo y un precio asequible, gracias al máximo cuidado de la envolvente del edificio y a un sistema de ventilación controlada.