En 2002 Remica dio un paso más en su compromiso por la calidad cuando obtuvo la certificación ISO; durante ese periodo tuve la suerte de participar en todo el proceso de diseño de los protocolos de actuación e implantación de la norma. A diferencia de otras compañías, que a la hora de adaptar su modo de trabajo a este tipo de certificaciones echa mano de empresas consultoras, desde Remica realizamos todo el proceso desde dentro: diseñamos protocolos, procedimientos y manuales tanto para conseguir la ISO 9001 de calidad como la ISO 14001 de medio ambiente.

La primera está enfocada a implantar las bases de un sistema de gestión de calidad (SGC) y se centra en todos los elementos con los que una empresa debe contar para tener un sistema efectivo que le permita administrar y mejorar sus productos o servicios.

A raíz de este compromiso, anualmente, agentes certificadores realizan una auditoría en Remica con el objeto de asegurarse el cumplimiento de las condiciones que impone la norma. En la última, en mayo de 2014, nuestra empresa fue evaluada muy positivamente ya que el organismo certificador no detectó ninguna “no conformidad”.

Por su parte, la certificación ISO 14001 exige a la empresa crear un plan de gestión ambiental que incluya objetivos y metas ambientales, políticas y procedimientos para lograr esas metas, responsabilidades definidas, actividades de capacitación del personal, documentación y un sistema para controlar cualquier cambio y avance realizado. La norma ISO 14001 describe el proceso que debe seguir la empresa y le exige respetar las leyes ambientales nacionales.

La labor de adaptación de Remica a estas dos certificaciones resultó muy gratificante, la compañía ya contaba con unos protocolos de trabajo que perseguían los máximos estándares de calidad, por lo que partíamos de una base sólida sobre la que apoyarnos para adaptarnos a la norma. Como consecuencia, pudimos adaptar a la perfección nuestros protocolos de trabajo a aquello que establecía la certificación.

El esfuerzo mereció la pena, al estandarizar los procesos internos se mejoró la productividad y la eficiencia de los empleados y se redujeron los errores. Al orientarnos hacia la mejora continua pudimos identificar nuevas oportunidades para mejorar los objetivos ya alcanzados y mejorar en la motivación y el trabajo en equipo del personal.

Si bien es cierto que una certificación de estas características suma prestigio a la imagen de una empresa, sin embargo, el principal objetivo de Remica no era el reconocimiento, ni conseguir ‘lucir’ esas insignias, sino tener unos procesos de calidad que estuvieran debidamente procedimientados, que existieran unas pautas de trabajo y que se siguieran esas pautas. Todo ello con un único objetivo: dar el mejor servicio a nuestros clientes.